Jasper y yo llegamos muy rápido al centro del pueblo de Forks. Divisamos una pequeña joyería al final de la calle. Parecía agradable. Jasper y yo nos miramos, sabiendo que habíamos pensado lo mismo, por lo que nos dirigimos hacia la joyería y entramos.
La tienda refulgía en su interior por los inmensos cristales que envolvían cada rincón, pese a ser un establecimietno pequeño. Se entontraban un par de personas más en la tienda, delante de nosotros. Comenzaron a mirarnos de arriba a abajo, comiéndonos con la mirada. No pude evitar sonreír ante los diferentes piropos que pensaban de mí y de Jasper, por lo que intenté disimular mi rostro bajando la mirada, aunque Jasper se dio cuenta.
Me gustaba hacer este tipo de cosas con él. Hacía tiempo que no estábamos juntos, a solas, así que era un bien momento de unir lazos. Y qué mejor motivo para ello que unos detalles a nuestras preciosas amadas.
El dependiente se acercó a nosotros para atendernos. Su cara mostraba numerosas arrugas, pero tenía un semblante amable. Le dije al hombre lo que estábamos buscando. No nada en concreto, pues no sabíamos todavía que comprarles, pero sí añadí que era para nuestras parejas y que no escatimara en el precio.
El dependiente no pudo ocultar su alegría ante la última parte de mi frase. Se movió con rapidez por toda la tienda, escogiendo detalladamente numerosas joyas. Cogía colgantes, pulseras y pendientes, que con mucho cuidado dejaba en el mostrador que se encontraba delante de nosotros.
Jasper y yo miramos las joyas detenidamente, pero en seguida nos llamó la atención dos piezas brillantes y perfectas: dos colgantes en forma de corazón. Cada uno escogímos el nuestro, impresionados por la facilidad que esto nos había llevado. Le entregamos los colgantes al dependiente, quien los guardó en unas cajas de terciopelo blancas y nos las entregó con mucho gusto.
Pagamos tras coger los regalos y, sonrientemente, nos dispusimos a abandonar rápidamente el pueblo de Forks. Nos dirigimos con prisa a la casa Cullen, pues no queríamos levantar sospechas por nuestra tardanza. Las chicas estarían realmente preciosas con estos colgantes... aunque ellas ya brillaban con luz propia.